Internet albergará toda la información de cada uno de nosotros, de modo que podamos acceder a ella desde cualquier lugar del mundo y realizar cualquier gestión sin necesidad de nuestra presencia física. Es cierto que muchas cuestiones se solucionan ya de esta manera, pero dentro de poco el correo tradicional dejará de utilizarse, y no habrá que ir a Correos a recoger las multas que llegan cuando estás trabajando, por ejemplo. Lo más probable es que terminemos de perder el miedo a comprar por Internet y que en pocos años la gran mayoría de transacciones económicas se lleven a cabo a través de Internet. Y, cómo no, cada día el trabajo será menos presencial ya que la gran mayoría de operaciones se pueden resolver por Internet de forma rápida y eficaz.
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